Author : Walkiria
Title : El ideal femenino
Year : 2016
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El ideal femenino germánico, la santa germánica, estaba representado por las madres, las madres originales (Frigg, Dame Holle); según el sentimiento germánico, la concepción no era una tara, una mancha, un envilecimiento. Al contrario, tal idea habría sido considerada como una ofensa hecha a las madres germánicas. En las sagas se observa centenares de veces, que las viudas son tan deseadas como las vírgenes, y ningún germano pensaría que una viuda es inferior porque ya no es pura. De hecho, los libros jurídicos salios, ripuarios y turingios prescriben que la pena por homicidio de una mujer apta para concebir o que ya ha parido es triplemente severa que el de una virgen que todavía no ha tenido hijos. Este hecho muestra que la noción de virginidad no es fundamental para juzgar el valor de la mujer. No es la castidad, sino el valor biológico lo que contrariamente a la condición de virgen, está vinculado al cumplimiento de la maternidad, y es fundamental para apreciar a la mujer. La mujer embarazada, la madre, goza de la mayor consideración porque sigue la ley de la vida tanto en el plano individual como en el espíritu del pueblo. Pero el valor de la mujer depende además de sus cualidades, de sus realizaciones, del alma, del espíritu y del carácter. En cambio, el espíritu judeo-oriental considera a la virgen como más deseable que la mujer, entendiendo por mujer a la que no es virgen: se escoge intencionadamente la palabra deseable, porque apenas se trata de evaluación moral de la castidad en la valoración de la virgen por el espíritu oriental. Cuando el Corán promete a los musulmanes en el Jardín del Paraíso “jóvenes mujeres que ningún espíritu ni ningún hombre han tocado aún” como recompensa para su uso personal, se ve que la castidad femenina tiene un valor de uso particular para el oriental puesto que constituye una recompensa y un goce paradisíaco. La virginidad y la pureza que reinan en el Jardín del Edén, no llevan ningún valor moral, sino un valor sensual. La castidad de la mujer oriental sólo es exigida para el mayor placer del hombre. Así pues, se ve qué raza concede un papel tan evidente a la pureza de la mujer y qué se esconde realmente tras la exigencia de castidad. El germano no habría podido concebir una virgen madre, ni tampoco le habría otorgado un valor superior. Sus diosas y las mujeres que le eran queridas presentaban rasgos maternales y eran madres. La maternidad era lo propio de su naturaleza. Después, la Virgen Madre de Dios, reemplazó la divinidad maternal de Germania, debido a la intrusión de un sistema de valores ajeno. Las monjas fueron privilegiadas con respecto a las madres de los clanes germánicos, y un mayor respeto por la virginidad antes que por la maternidad fue imbuido en el cráneo del hombre germánico hasta admitirlo en su concepción moral. Esto conmocionó el instinto germano, ya que no era raro que las jóvenes campesinas ofrecieran ya un hijo a su futuro marido antes del matrimonio, sin ser cubiertas de vergüenza y de infamia por quienes convivían con ellas, y no considerándose a los hijos prenupciales hijos del pecado afectados de alguna tara y marginados por la comunidad. Perder la virginidad, nunca será equiparable a perder el honor o la disciplina interior. Sólo se castiga la debilidad moral cuando una joven ha comerciado con cuatro o cinco hombres. Además la virginidad nunca se consideró un concepto ni un ideal, ya que no existe en el idioma germánico más primitivo un vocablo que la defina. ...
Gaidoz Henri - Etudes de mythologie gauloise
Auteur : Gaidoz Henri Ouvrage : Etudes de mythologie gauloise Année : 1886 Lien de téléchargement :...