Author : Mussolini Benito
Title : La doctrina del fascismo
Year : 1937
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Ideas fundamentales. I. El fascismo como doctrina. Como toda concepción política vital, el fascismo es práctica y es pensamiento, acción animada por una doctrina inmanente, y doctrina que, surgiendo de un sistema dado de fuerzas históricas, no se desliga de él, sino que obra en él desde dentro. Tiene, pues, una forma correlativa a las contingencias de lugar y de tiempo, pero a la vez posee un contenido ideal que, en la historia superior del pensamiento, es la fórmula de una verdad. En el mundo no es posible actuar espiritualmente como voluntad humana dominadora de voluntades, sin poseer un concepto de la realidad transeúnte y particular sobre la cual se debe obrar, y de la realidad permanente y universal en la cual tiene la primera la razón de su ser y de su vida. Para conocer a los hombres, es preciso conocer al hombre; y para conocer al hombre, es preciso conocer la realidad y sus leyes. No existe concepto del Estado que no sea fundamentalmente concepto de la vida: filosofía o intuición, sistema de ideas que se desarrolla en una construcción lógica o que se recoge en una visión o en una fe, pero que, por lo menos virtualmente, será siempre una concepción orgánica del mundo. II. Concepción espiritualista del fascismo. Así, no se podría entender el fascismo en muchas de sus actitudes o exteriorizaciones prácticas, como organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, si no se las contemplase a la luz de su modo general de concebir la vida. De un modo espiritualista. Para el fascismo, el mundo no es este mundo material que aparece en la superficie, en que el hombre es un individuo separado de todos los otros, y está gobernado por una ley natural que lo impulsa instintivamente a vivir una vida de placer egoísta y momentáneo. El hombre del fascismo es el individuo que es nación y patria, ley moral que une a los individuos y a las generaciones en una tradición y en una misión, que suprime el instinto de la vida encerrada en el reducido límite del placer para instaurar en el deber una vida superior, libre de límites de espacio y de tiempo: una vida en la cual el individuo, en virtud de su abnegación, del sacrificio de sus intereses particulares, y aún de su misma muerte, realiza aquella existencia, totalmente espiritual, en la que consiste su valor de hombre. III. Espiritualismo fascista y positivismo. Se trata, pues, de una concepción espiritualista, que ha surgido, como las demás, de la reacción general del siglo contra el positivismo flojo y materialista del siglo pasado. Es concepción anti-positivista, pero positiva: no escéptica, ni agnóstica, ni pasivamente optimista, como son, por lo general, las doctrinas (negativas, todas) que sitúan el centro de la vida fuera del hombre, quien, con su libre voluntad, puede y debe crearse su propio mundo. El fascismo quiere al hombre activo y dedicado a la acción con todas sus energías; quiere que sea virilmente consciente de las dificultades existentes, y que esté dispuesto a afrontarlas. Concibe la vida como lucha, considerando que le toca al hombre mismo conquistarse la vida que sea realmente digna de él, creando para ello, ante todo, en sí mismo el instrumento (físico, moral, intelectual) para edificarla. ...
Gaidoz Henri - Etudes de mythologie gauloise
Auteur : Gaidoz Henri Ouvrage : Etudes de mythologie gauloise Année : 1886 Lien de téléchargement :...