Author : Degrelle Léon
Title : Franco, jefe de Estado
Year : 19**
Link download : Degrelle_Leon_-_Franco_jefe_de_Estado.zip
Franco, era la calma y la eficacia. ¿Era un genio? ¿Genial, Franco? Francamente no. Al menos en el sentido que esto comporta, en una proyección, en que un aspecto u otro desborda la desmedida. Caso típico de Napoleón. Caso de Hitler, en sus cargas a tumba abierta y sin medios suficientes a través de un Imperio soviético incapturable, o en su plan de eliminar el anticuerpo judío, irrealizable universalmente, por tanto a rechazar políticamente. Franco, al contrario, era un hombre absolutamente normal. Normal físicamente, bastante bajo, más bien regordete desde los cuarenta años, comía moderadamente, apenas bebía, no sufría de nada, ni siquiera de la terrible herida en el vientre que había encajado asaltando un monte marroquí de donde fue bajado conteniéndose los intestinos en su casco. Era infatigable recorriendo kilómetros, cazando, pescando. Su máquina corporal estaba bien hecha, rudo, sin florituras. Presidía el consejo de ministros durante ocho horas, diez horas, jamás cansado, no se levantaba nunca, mientras que sus ministros, más jóvenes, se les iban los ojos, nerviosos, hacia la puerta solemne, tras la cual podrían, ¡al fin!, aliviarse o fumar. Franco era de sílex. La salud para un jefe de Estado es un factor crucial. Richelieu, de la cuál carecía, libró una lucha terrible con sus enfermedades, sin tregua perjudicado por ellas. Napoleón fue vencido en Waterloo tanto por su cáncer, que ya entonces le entorpecía, como por la impasibilidad de Wellington. Mussolini estaba paralizado, a menudo por su estómago deteriorado y Hitler pasaba a veces horas, en bata, mirando su poder burlado al final de un brazo que temblaba sin fin. Algunos meses antes de morir, Franco, pescaba todavía el esturión. Siempre, físicamente, salvo muy al final, fue tan normal y fuerte como un leñador de Galicia acumulando sus troncos de pinos. Normal, lo fue también en el plano intelectual, era un empollón incansable: en la Escuela de Guerra, a la cabeza de sus primeros soldados, en la Academia Militar de Zaragoza, en el Alto Estado Mayor, no destacó jamás de modo extraordinario, pero les ganaba a fuerza de lucidez, constancia, tenacidad. Fue el general más joven de su época. Fue el más joven sin parar en todo. Pero sin florituras. Me acuerdo de mi extrañeza cuando tuve el privilegio de estudiarle de muy cerca, en su gran cuartel general, en su modesta casa solariega próxima a Zaragoza, durante la Guerra Civil Española de 1936-39. Con nosotros estaba su cuñado Ramón Serrano Suñer, entonces ministro de Interior, más tarde de Exteriores. Ramón, brillante, de espíritu afilado como una espada toledana, apasionado por todo aquello que es cultura y belleza, proyectado políticamente hacia lo nuevo y audaz, pegado a su tiempo, me causó una considerable impresión. ...
Demolins Edmond - Saint Louis
Auteur : Demolins Edmond Ouvrage : Saint Louis Année : 19881 Lien de téléchargement :...